EL AMOR
He tenido
la dicha de amar y ser amado.
He amado
desde la bondad, desde la alegría, desde el corazón. He amado también con
lujuria, con pasión, con entrega, con desespero.
He sentido
el Amor, me he sentido amado. Y también he sentido el desamor que es otra parte
del Amor.
He conocido
seres maravillosos que me han acompañado en este recorrido. Han nacido seres
especiales que me han brindado más que cariño, su sabiduría y su Amor.
He amado
con bondad, con tranquilidad, con calma, con paciencia. He amado de todas
formas, y de todas formas me han amado. Pero siempre queda algo por descubrir.
Las dimensiones del Amor son infinitas.
He amado
con el corazón y con la cabeza. He amado con los sentidos. Me he sentido feliz
y desdichado. Y no me arrepiento de haber amado.
He hecho daño
y me han hecho daño, pero es un daño relativo, más bien es un aprendizaje de
que todo cambia, de que nada es eterno, de que nada permanece.
He amado como
una ofrenda al creador. He amado con los sentidos, sin sentido.
Y aun así
sigo amando. Amar es como respirar, es necesario, es nutritivo, es inevitable.
Te llena de energía.
Amar es
entregarse a la vida, a Dios y compartir con los otros seres el aprendizaje de
esta vida, de este camino.
Gracias a
Dios por el Amor.
He
aprendido que el Amor va más allá de nuestras limitaciones, de nuestros egoísmos,
y que cuando creemos que se termino, reaparece con una fuerza inmensa,
insondable, telúrica.
El Amor es
la esencia de la Vida. Es lo que nos interconecta, lo que nos relaciona, lo que
nos nutre, lo que nos hace crecer, lo que nos hace creer, lo que nos enloquece,
lo que nos da sabiduría, calma o locura, paz o inquietud.
Todo eso y más
es el Amor.
He amado
con límites, he amado sin ellos. He amado con pasión. He amado con calma. He
amado con ternura, he amado con locura.
El amor te
lleva de la Alegría a la Tristeza o
viceversa, pero sigue siendo Amor.
No te
sientas mal por lo que la Vida te da o por lo que la Vida te quita. Nada te
pertenece. Estas aquí de paso. Vive, disfruta, comparte, crea, ama, abraza la
vida. Pero sobretodo ama el Amor.
El infinitésimo
momento en donde dos almas se funden en una intensa unión, eso es como un
Samadhi. Es la energía de la Creación. Dios nos permite conocer muy por encima lo que
es ese disfrute y nos pasamos la vida buscando sin encontrarlo en el lugar
equivocado.
He amado
con libertad. He amado con miedo. He amado con la mente. He amado con el corazón.
Todo llega
cuando tiene que llegar y se va cuando tiene que irse. No controlamos el Amor.
Viene y se va. Permanece. No como algo propio, sino como una enseñanza, un aprendizaje que
nos permite crecer, vivir y morir.
Nacemos y
morimos a la vida en cada momento, en cada instante. Así también el Amor. Vivámoslo
con plenitud, con sabiduría, con entrega.
Amamos
cuando nacemos. Amamos cuando morimos. Dios nos envía a este mundo envueltos por
el manto del Amor, protegidos en el regazo de un Ser que nos necesita y nos
guia cuando necesitamos transformarnos y seguir adelante. Asimismo, nuestra
Vida terrenal termina cuando necesitamos transformarnos y seguir adelante, por
Amor.
He amado
con fuerza, he amado sin ellas.
He amado al
amigo. He amado al enemigo. Pero sobretodo hoy me doy cuenta que amo al Ser.
Cuando
entendemos que somos uno, que no somos algo separado del mundo, no somos nada
sin los demás, que somos arte y parte de este Divino Universo, entendemos que
somos Dios y que Dios es uno solo y cualquiera de nosotros en sus distintas
formas. El Amor existe porque somos Uno,
y el Uno no se divide. El Amor es una propiedad intrínseca del Ser.
He amado
con conciencia, he amado sin ella.
He amado
con sentido, he amado sin sentido.
Pero ame egoístamente, no sabia como
hacerlo de otra manera. El amor era buscar una satisfacción para mi ego. Un esperar que tú reaccionaras cuando el que
debía reaccionar era yo.
No me di cuenta de que el Amor no es
egoísmo. El Amor es Puro, Pleno, Inmenso, Infinito, Eterno. El Amor esta en
Todas partes, en todo momento. Solo hay que saber reconocerlo.
En la sonrisa de un bebe, en la
alegría de un niño, en el abrazo de tu padre, en la bendición de tu madre, en
el regaño de la abuela, en la palmada del abuelo, en la palabra de aliento del
amigo, en la palabra descuidada del enemigo. En la mirada preocupada del
estudiante, en la mirada enamorada de los novios, en las manos que se funden en
un sueño. En el olor a tierra mojada, en el Sol cuando calienta tu cuerpo. En
la lluvia fría que te hace correr. En la Luna que te alumbra, en los pájaros
que cantan. En todos lados, en todas partes, en todo momento.
Es la espera, es la esperanza. Es
todo, es nada. En fin es la vida. Es Dios.
Sadashiva